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Flexibilidad y futuro laboral en LATAM

Flexibilidad y futuro laboral en LATAM

Flexibilidad y futuro laboral en LATAM

 

Por Mariano Eduardo Mussa

 

El 2020 pasará a la historia como el año en que, como consecuencia de la pandemia, el mundo del trabajo cambió y el teletrabajo o homeoffice despegó. La pandemia ha consolidado de alguna manera, una tendencia que venía asomando en al región hacía bastante tiempo.

En esta nota, te contamos cómo es el futuro de la regulación laboral en Latam, según el informe del Banco Interamericano de Desarrollo.

 

¿Qué está pasando en el mundo laboral?

Actualmente vemos una tendencia clara hacia la inclusión de arreglos de trabajo flexible en las legislaciones de muchos países, bajo el paradigma de unir la productividad con el bienestar de los trabajadores a través de la flexibilidad.

Existe una ola de cambios hacia la flexibilización del tiempo y lugar de trabajo que busca la coexistencia equilibrada entre la jornada estándar de trabajo (9 a. m. a 5 p. m.) y los nuevos modelos de distribución y duración de la jornada laboral. Se habla así de una desestandarización de la jornada de trabajo para hacer referencia a aquellos modelos de trabajo que rompen con el molde tradicional de la jornada estándar.

El COVID-19, sin quererlo, ha sido un factor obligado de impulso de diversas tipologías de flexibilidad laboral. De la encuesta realizada por el BID a empresas de la región Latinoamérica y el Caribe, se registra que el 56,9% de las organizaciones utiliza la modalidad de flexibilidad  laboral a partir de la pandemia. Por su parte, un 21,3% nunca la había utilizado previamente y un 10% la introdujo gracias al Covid, para luego dejar de usarla. En menor medida, un 9,4% de las organizaciones encuestadas utilizaba Arreglos de Trabajos Flexibles (ATF) antes del Covid, y un 2,4% dejó de usarla antes de la pandemia.

 

Gráfico 1 – Uso de Arreglo de Trabajo Flexible en las empresas promovido por Covid-19

 

 

¿Qué implica la flexibilidad laboral?

La informalidad en América Latina ha producido que el término flexibilidad laboral se asocie directamente con precariedad. Es decir, como una vía para la reducción de costos laborales para las empresas, limitando beneficios laborales. En otras palabras, se asocia con desregulación.

Sin embargo, la flexibilidad laboral refiere simplemente a la modificación del esquema laboral tradicional del trabajador asalariado. Específicamente a una flexibilidad interna, basada en la modificación de la jornada y su distribución.

 

¿Cuáles son los principales arreglos de trabajo flexible?

Los arreglos de trabajo flexible son acuerdos entre empresas y trabajadores que permiten un mayor margen de maniobra para definir la duración de la jornada de trabajo, su organización y el lugar donde se desarrollan las tareas. Entre ello, encontramos los siguientes:

  • Horario flexible:

Son los trabajadores quienes escogen el horario de inicio y finalización de su jornada laboral.

  • Semana comprimida:

En esta modalidad se trabajan las mismas horas semanales en menos días a la semana (en jornadas diarias más prolongadas). Así, en lugar de trabajar 8 horas al día durante 5 días a la semana y descansar 2, este régimen permite trabajar 4 días de 10 horas y descansar 3. Este sistema se denomina “4×3” y es el más conocido.

  • Trabajo a tiempo parcial:

Más conocido como trabajo part – time, implica una reducción de las horas de trabajo, aunque pudiendo ser acomodadas diferente. Por ejemplo, en lugar de trabajar 4 horas por día, realizar menos jornadas de mayor cantidad de horas.

  • Teletrabajo

Las tareas laborales son realizadas en un lugar diferente al de la oficina de la empresa, pudiendo ser espacios de coworking, hogar entre otros.

  • Banco de horas

Es una variante del horario flexible. Permite que los trabajadores acumulen créditos o débitos de horas trabajadas en un período de varios meses, siempre que se respeten ciertos límites. Las horas que se trabajan en exceso pueden compensarse con tiempo libre remunerado o usarse para aumentar los días de vacaciones.

  • Ciclos semanales

El trabajo por ciclo permite promediar las horas de trabajo en períodos mayores a una semana. En el sistema tradicional, las horas máximas de trabajo (40, 45, o 48 horas dependiendo del país) se miden en función de una semana (además del límite diario). Así, por ejemplo, en países donde el límite semanal es de 48 horas, trabajar 56 – 40 y 48 horas es un esquema factible ya que ese total de 144 promedia las 48 horas en el ciclo.

  • Trabajo compartido

El objetivo es compartir un trabajo de tiempo completo entre dos trabajadores. Esto supone reducir las horas de trabajo con el fin de repartirlo entre un mayor número de trabajadores.

  • Smart working

Se refiere a la posibilidad de decidir no solo desde dónde trabajar, sino también cuándo hacerlo (flexibilidad en la jornada de laboral).

 

¿Cómo surgen los arreglos de trabajo flexible?

Los arreglos de trabajo flexible comenzaron a regularse en Europa a fines de los años 90. Finlandia es el país pionero en regulación y promoción de la flexibilidad laboral, introduciendo esta posibilidad en 1996 y con foco en mejorar el balance vida-trabajo. Irlanda del Norte en 2003 y luego todo el Reino Unido y Nueva Zelanda en 2007 introdujeron arreglos de trabajo flexible en su regulación laboral, limitándolos a los trabajadores con responsabilidades familiares. Así, los esquemas flexibles de trabajo inicialmente surgieron para promover la participación laboral femenina.

 

¿Cómo está Latam?

En el Caribe, los acuerdos de trabajo flexible son una realidad. En Jamaica, por ejemplo, el Comité para la Reforma del Mercado Laboral recomendó la implementación de arreglos de trabajo flexible en 1996. Barbados, por su parte, en 2021 introdujo una política de arreglos de trabajo flexible para el sector público.

Si bien la tendencia regulatoria se observa con claridad en algunos países de la Unión Europea y del Caribe, no sucede lo mismo en la mayoría de los países de América Latina. Su legislación laboral constituye una barrera importante para la implementación de arreglos de trabajo flexible. Son pocos los países que cuentan con marcos normativos que den cabida a todas estas modalidades de flexibilidad laboral.

No existe en América Latina una regulación sistematizada y completa que incluya todas las modalidades de arreglos de trabajo flexible. Las regulaciones laborales fijan límites horarios diarios y semanales, lo que concede poco margen de maniobra para que empleadores y trabajadores pacten acuerdos diferentes a los establecidos en las leyes laborales.

Países como Bolivia, Colombia, Perú y Uruguay permiten ciertos arreglos, como promediar horas de trabajo o ciclos semanales. Sin embargo, los períodos de referencia para promediar las horas (en general 3 semanas) resultan cortos en comparación con lo que sucede en Europa, donde los ciclos se miden por trimestre, semestre o por año.

Argentina, Bolivia, Chile, Panamá, Paraguay y Uruguay son algunos ejemplos de los efectos que la pandemia tuvo sobre la regulación del teletrabajo. Sus legislaciones cambiaron en respuesta a la crisis sanitaria iniciada en 2020.

Según una encuesta realizada por el BID (Banco Interamericano de Desarrollo, alrededor de 7 de cada 10 empresas que respondieron la encuesta reporta estar usando actualmente algún arreglo de trabajo flexible.

 

Gráfico 2 – Uso de Arreglo de Trabajo Flexible en las empresas

 

Entre los países con mayor grado de flexibilidad destacan Chile, Perú, Costa Rica, Barbados y México.

De manera cualitativa, observamos que las empresas que usan arreglos de trabajo flexible tienen más trabajadores; una menor proporción de trabajadores con contratos permanentes; una mayor proporción de trabajadores que trabajan a tiempo parcial; una menor proporción de trabajadores en ocupaciones elementales (esto incluye actividades que son de naturaleza sencilla, rutinaria y requieren utilizar herramientas de uso manual y un cierto nivel de esfuerzo físico), más trabajadores que son mujeres; y un mayor número de subcontratistas.

El teletrabajo y los horarios flexibles son las modalidades más utilizadas por las empresas de la muestra que actualmente implementan arreglos de trabajo flexible

A su vez, de la encuesta a trabajadores observamos que la mitad (50%) de la muestra reporta estar usando arreglos de trabajo flexible. Por su parte, un 14% no los usa actualmente pero los usaba en algún momento en los últimos 5 años y 36% no los ha usado nunca o al menos no recientemente.

 

Gráfico 3 – Trabajadores que utilizan ATF

 

¿Qué sigue?

 

A lo largo de esta nota, hemos visto que los ATF, se presentan como una tendencia mundial, necesaria de abordar en los países de América Latina y el Caribe.

Sin embargo, en este proceso deben considerarse nuevos derechos laborales que ni siquiera estaban en el radar cuando se escribieron las primeras versiones de los códigos de trabajo.

Se presentan a continuación recomendaciones para el diseño de reformas con el objetivo de modernizar la legislación respecto a los arreglos de trabajo flexible:

  • Empezar con un proceso de diálogo social.
  • Identificar las barreras regulatorias que impiden el uso de los arreglos de trabajo flexible y proponer cambios que mantengan los principios de derechos y obligaciones que debe haber en materia laboral.
  • Establecer los arreglos de trabajo flexible como un derecho del trabajador.
  • Fijar con claridad los límites de los arreglos de trabajo flexible.
  • Evitar reforzar los estereotipos de género.

La tendencia mundial es hacia mayor uso de estos arreglos, así que los países que no avancen en este tema quedarán atrasados en la atracción de inversión y talento.

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